Era una noche frÃa de Noviembre, el cierzo se contorsionaba con suma facilidad por los campos de maiz,  Miranda Flo corrÃa despendolada huyendo de una luz cegadora que le hacia presagiar que la cosa no iba ha acabar bien para ella.  En la curva del camino a Peñaflor un coche negro paró el motor y dos mujeres con largas gabardinas bajaron de él, la Luna iluminaba sus rostros y pudimos adivinar a Pilar & Mª Pilar «las tocayas».  A Miranda Flo se le heló la sangre (y eso que ya estaba helada de frÃo) pero se le heló más,  sus nombres eran recitados en todos los recetarios de Aragón, estaban de pie, como esperando a alguien más, a Miranda Flo, el corazón le iba disparado.  Otro coche paró, dos mujeres de nuevo (en este cuento sólo hay mujeres) bajaron de él, sus rostros también eran mañosos, Wivith & Marisa sonreÃan a sus camaradas al tiempo que preguntaban -¿la habeis visto? Sefa ha decidido que sea hoy, -no te preocupes la tenemos arrinconada junto a la acequia, -ok!
El corazón de Miranda Flo no resistió más e hizo ¡pof! justo en el momento en el que una mano habilidosa la empujó hacÃa el fondo del maletero.  Ya en destino, el rostro plateado de Sefa se dejaba entrever en la cocina, con ella Jose, su colega en los fogones, preparaba la herramienta (me refiero a los cuchillos).  Con habilidad de cirujano, deshuesó el cuerpo, lo rellenó de higo fresco y lo introdujo en el horno con cerveza y cebolla.  En la habitación de al lado el aprendiz gritaba «¡son mis borrajas, son mis borrajas, la salsa la hago yó!»  Wivith salió dando un portazo gritando eso  de «becarios nunca mais»  Pilar se puso a calmarla «tranquila sólo va a estar un mes…»
Jose mientras habÃa sacado el cuerpo del horno y lo depositó en un platico molón que tenÃa por ahà ya preparado, con unas «tierras de frambuesa» y se dispuso a introducirle en el cuerpo un trozo de foie fresco generoso para que el calor de la difunta Miranda Flo lo fundiera para siempre.
El becario mientras tanto habÃa escaldado y triturado las hojas de la borraja, que una vez escurridas las ligó con los jugos de la cocción y la cebolla, completándola con trocitos de los tallos al dente.  Llorando por la belleza del plato -Antonio- que asà se llama el becario, le hizo una foto (con el objeto de fardar ante las churris) vió como Miranda Flo se cruzaba de piernas en un plano sensual.  El chaval asintió ¡sexy, Miranda Flo!
Bueno, si habeis llegado hasta aquÃ, sólo dar gracias al equipo de Recetario Mañoso, y Jose en particular, por confiar en nosotros para navegar este més de diciembre con vosotros.  Un saludo y en el camino nos encontramos, gracias.
En la alacena disponemos de un vino de nuestro amigo Ciriaco Yañez  -entredosrÃos, 2010-  DO Somontano.  Nos ha regalado una, de sus trescientas sesenta botellas embotelladas para este proyecto para brindar en honor de Miranda Flo.  Gracias.
Hay que ver lo buena que tenÃa que estar Miranda con esos ingredientes, jajaja. Gracias por tu tiempo becario Antonio… Abrazos.
Señor becario tengo que decirle que fue entre los refrigerados del super donde pillamos a la codorniz no en una acequia, vamos que ya estaba muerta la pobre, que los mañosos somos gente pacÃfica 😉 Gracias por tu receta, seguro que estaba de muerte…
¡CreÃa que estaba en un fogaril y resulta que me veo en medio de una novela al más puro estilo Agatha Christie!!!!.
¡Válgame el cielo!!!!.
Eso si, una cosica: Yo más que «Nunca mais» son de «No reblar». Jajajajajajaja. Yo me arremango y agarro los cuchillos o lo que haga falta para enfrentarme a un bichico tan pequeñico y no lloro gota…
¡Pobrecicas codornices!!!.
Pero vamos, que acompañadicas de borrajas, salsa de borrajas o lo que sea (con borraja indudablente) quedan más majas que pa qué. ¿ O no?.
Este cuento se lo pienso contar a mis nietos!!!. (cuando los tenga, claro).
Besicos, chache.
Una historia estupenda Antonio, está claro quién es el cerebro de ésta banda mañosa… Sefa y su ayudante Jose!!. Claro que cuando Wivith se «calienta» ahà estoy yo para amansarla. Gracias, mil gracias por éstos raticos y otros 🙂
La receta, luego me la vuelvo a leer, que con tanta historia de intriga, pasión, sexo y «rocanrol» no me he enterado.
Besicos y abrazos mañoso
Me he reído un montón y me ha gustado mucho la historia. Gracias por tu humor y gracia.
Un beso
Un capÃtulo muy interesante de tu novela Mañosa, sobre todo el final será feliz y si en la mesa hay un buen pan para untar y ese vino de Ciriaco el exito será completo, bss.Sefa